Juguemos al ratón y al gato, juega a que no me quieres. Dame de beber tu indiferencia y cómeme a besos después. No me llames en dos días y serás mi principal pensamiento pero no serás más que orgullo, un ego caprichoso, un reto. Ya he aprendido a separar el alma del cuerpo, el corazón de mis besos.
Es mi juego, son mis propias normas las que utilizo cuando no me importas lo suficiente, o cuando me importas demasiado y tengo miedo...
Es mi juego, se hacer que las cosas me duelan menos tiempo, pero quiéreme así, a corazón descubierto.. Bésame por la mañana cuando aún no haya abierto los ojos, cuando esté totalmente despeinada. No me hagas mucho caso porque soy muy caprichosa pero tenme presente, ya sabes una mirada desde lejos cuando estés hablando, una mano en mi rodilla cuando estemos al lado y me habrás desarmado, que yo a esto no estoy acostumbrada, a esto no se jugar.
Conseguiras verme, balanceandome en la luna en la que tu mismo me habrás subido tranquila, y no querre bajar. Y me quedare ahi, si tu me dejas, dormidita en tus brazos.
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